En este cruce de caminos que es la vida me reencontré con una ex-alumna y descubriendo su blog de autopoesía me vino a la cabeza Maria Zambrano, filósofa malagueña del siglo pasado, discípula de Ortega y Gasset y de Zubiri, y ganadora del Premio Cervantes.
Esta gran pensadora defendió la reconciliación entre pensamiento y poesía, que venían discurriendo por caminos separados desde la antigüedad. En su obra "Filosofía y poesía", explica que poesía y pensamiento son "dos formas insuficientes", "dos mitades del hombre: el filósofo y el poeta", pues "en la poesía encontramos al hombre concreto, individual", mientras que "en la filosofía al hombre en su historia universal", de ahí que deban complementarse.
Ambas nacen del asombro ante la realidad interna y externa, si bien "la poesía es encuentro, hallazgo" y la filosofía más bien "búsqueda". Y es que el poeta se encuentra con una carga que no comprende y que tiene que expresar a través de la palabra, a la que "se consagra y se consume en ella (...) La poesía es un abrirse del ser para dentro y hacia afuera al mismo tiempo. Es un oír en el silencio y un ver en la oscuridad."
Esta palabra irracional de la poesía da forma y luz a la vida humana, pues el lenguaje filosófico no puede captar toda la complejidad humana, tal y como reivindicó enérgicamente Nietzsche en el siglo XIX. Y es que la vida humana no es solo razón, sino también sentimiento, emoción, pasión... Y una cosa no está reñida con la otra, pues pobre del que actúe en la vida solo por la razón y deje de lado su corazón!! Hay que actuar pensando, pero también sintiendo, si queremos ser realmente seres humanos y no robots.
Para alcanzar el éxito debemos actuar en coherencia con lo que pensamos y sentimos, pues si las ideas y los sentimientos se alinean, producen concentración y entusiasmo. De hecho, si no pensamos, sentimos y actuamos en una misma dirección, caeremos en la ansiedad, la inseguridad o la hipocresía.
Esta unión entre Razón y Emoción ha hecho que en nuestra Historia del pensamiento encontremos tb otros ejemplos en los que Filosofía y Poesía "se abrazan" con maravillosos resultados. Tal es el caso de la filosofía propia del Romanticismo, en figuras como Schelling, Victor Hugo y Novalis. O por seleccionar un español, el gran Antonio Machado, poeta español de la Generación del 98 que configuró una metafísica poética fundamentada en su concepción del tiempo y del ser. ¡Quién no conoce su precioso poema sobre el transcurrir de la vida, que identifica con el camino!
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Antonio Machado, Proverbios y Cantares, Campos de Castilla.
Con tu permiso, Anita, he seleccionado unas estrofas de tu último poema que encierran fantásticamente esa relación e influencia entre razón y emoción, entre filosofía y poesía...
Tengo vértigo,
aunque mi cabeza viva en las nubes
y mis sueños vuelen
tan alto
que la tierra
parezca una miga de pan.
(...)
Pero, sobre todo,
tengo vértigo
cuando me ponen los pies en la tierra,
y entonces el precipicio
de mis días aquí
se me hace tan grande
que solo puedo quedarme
en el borde,
fingiendo un equilibrio
imposible.
(...)
Escribo porque no concibo otra manera de vivir,
y solo sé pensarte en forma de verso.
Bailo porque siento que pensar nunca es suficiente,
y porque si bailo, existo
(y los cuervos no).
Anita Núñez-Torrón Stock, Autopoesía.
Es curioso que este precioso poema lo publicara justo ayer, día especial para mi, y que propiciara nuestro reencuentro, o dicho de otra manera, el reencuentro entre la filosofía y la poesía. Gracias Anita.
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