domingo, 29 de noviembre de 2015

TEXTOS DEL BLOQUE II: EL CONOCIMIENTO.

El filósofo contemporáneo Peter Drucker decía que: "Lo que motiva a trabajadores del conocimiento es lo mismo que motiva a los voluntarios...necesitan, sobre todo, RETOS". Por ello, ahí os lanzo uno: analizad en profundidad los siguientes textos y además de estar mejorando vuestras capacidades, estaréis preparando el texto del examen, pues caerá uno de ellos.

TEXTO 1
Todos los objetos de la razón e investigación humana pueden, naturalmente, dividirse en dos grupos, a saber: relaciones de ideas y cuestiones de hecho; a la primera clase pertenecen las ciencias de la Geometría, Álgebra y Aritmética y, en resumen, toda afirmación que es intuitiva o demostrativamente cierta. Que el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de los dos lados es una proposición que expresa la relación entre estas partes del triángulo. Que tres veces cinco es igual a la mitad de treinta expresa una relación entre estos números. Las proposiciones de esta clase pueden descubrirse por la mera operación del pensamiento, independientemente de lo que pueda existir en cualquier parte del universo (…)
No son averiguadas de la misma manera las cuestiones de hecho, los segundos objetos de la razón humana; ni nuestra evidencia de su verdad, por muy grande que sea, es de la misma naturaleza que la precedente.

HUME, D.: Investigación sobre el conocimiento humano.

TEXTO 2
No hay duda de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia. Pues ¿cómo podría ser despertada a actuar la facultad de conocer sino mediante objetos que afectan a nuestros sentidos y que producen por sí mismos representaciones, ponen en movimiento la capacidad del entendimiento para comparar estas representaciones, para enlazarlas y separarlas y para elaborar de este modo la materia bruta de las impresiones sensibles con vistas a un conocimiento de los objetos denominado “experiencia”? Por consiguiente, en el orden temporal, ningún conocimiento precede a la experiencia y todo conocimiento comienza con ella.
Pero aunque todo nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia. En efecto, podría ocurrir que nuestro mismo conocimiento empírico fuera una composición de lo que recibimos mediante las impresiones y de lo que nuestra propia facultad de conocer produce (simplemente motivada por las impresiones) a partir de sí misma.

KANT, I.: Crítica de la razón pura.

TEXTO 3
El mundo nos bombardea continuamente con todo tipo de radiaciones, roces y mensajes. Nuestro aparato sensorial selecciona y procesa esa información bruta que nos llega del mundo. Si tuviéramos otro aparato sensorial diferente del que tenemos, percibiríamos el mundo de distinto modo. Si nuestra retina fuese sensible a otro intervalo distinto del espectro electromagnético, veríamos un paisaje infrarrojo o ultravioleta muy distinto al que vemos. Si nuestros oídos fueran sensibles a otras frecuencias, escucharíamos un mundo ahora inaudito para nosotros. Y si tuviéramos sentidos sensibles a la radioactividad o al magnetismo, percibiríamos el mundo de un modo ahora inimaginable. Esto no significa que nuestros sentidos inventen el mundo ni que nuestras percepciones no sean objetivas. Tan objetiva es una foto en blanco y negro como una foto en color y como una radiografía. Pero nuestro aparato sensorial condiciona nuestra percepción del mundo y determina las pautas en las que ésta es posible. El mundo percibido es la resultante de al menos dos factores: nuestro aparato sensorial y el mundo exterior.
MOSTERÍN, J.: Conceptos y teorías en la ciencia.

TEXTO 4
Pero para que en lo sucesivo no caigamos en el mismo error, se enumeran aquí todas las acciones de nuestro entendimiento, por las que podemos llegar al conocimiento de las cosas sin temor alguno de error: y tan sólo se admiten dos, a saber, la intuición y la deducción.
Entiendo por intuición no el testimonio fluctuante de los sentidos, o el juicio falaz de una imaginación que compone mal, sino la concepción de una mente pura y atenta tan fácil y distinta, que en absoluto quede duda alguna sobre aquello que entendemos (…) A partir de este momento puede ser ya dudoso porqué además de la intuición hemos añadido aquí otro modo de conocer; el que tiene lugar por deducción: por la cual entendemos, todo aquello que se sigue necesariamente de otras cosas conocidas con certeza. Pero hubo de hacerse así porque muchas cosas se conocen con certeza, aunque ellas mismas no sean evidentes, tan sólo con que sean deducidas a partir de principios verdaderos conocidos (…)

DESCARTES, R.: Reglas para la dirección del espíritu, regla III.

TEXTO 5
En nuestra actividad científica tenemos que partir de nuestro aparato sensorial y del sistema conceptual plasmado en nuestro lenguaje ordinario. Pero difícilmente podría ponerse en marcha la empresa científica si no nos fuera posible trascender las limitaciones de nuestro aparato sensorial y conceptual. Mediante un hardware adecuado, mediante instrumentos apropiados que constituyen como extensiones de nuestros sentidos -telescopios, microscopios, cámaras fotográficas y de cine, balanzas, voltímetros, cuentarrevoluciones, veletas, brújulas, barómetros, magnetófonos, antenas de radio, etc.-, podemos discriminar mucho más finamente que con nuestros sentidos y podemos captar mensajes y radiaciones inasequibles a nuestro aparato sensorial. De igual modo podemos extender y precisar nuestro sistema conceptual mediante un software adecuado, introduciendo conceptos más precisos y de mayor alcance que los del lenguaje ordinario, conceptos científicos que nos permiten describir hechos y formular hipótesis con una precisión y universalidad crecientes.
MOSTERÍN, J.: Conceptos y teorías en la ciencia.

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