LIBRO INCLUSIVO
Es uno de esos libros que reparan el agravio que supone la Historia de la Filosofía tradicional, destacando a algunas de las muchas mujeres como “co-agentes históricos” que contribuyeron también a la construcción del conocimiento y al desarrollo social, con sus producciones teóricas, artísticas y filosóficas.
Pero además, no solo se ciñe a incluir sus nombres y obras
en la Historia, sino también a analizar y revisar los criterios seguidos hasta
el momento para excluirlas de la racionalidad humana.
Su autora, María Luisa Femenías, es pionera de los estudios
de género en Argentina y su trabajo fue clave para consolidar el “Centro
Interdisciplinario de Estudios de Género” en la Universidad pública de su país.
Por otra parte, el prólogo corre a cargo de María Xosé Agra Romero, filósofa y
profesora de la Universidad de Santiago de Compostela y miembro de la Comisión
de Género del Consejo de la Cultura Gallega.
Escogí este libro porque es accesible para el alumnado de
Bachillerato, por su fácil lectura. Además, contiene buenas ilustraciones.
Es también fácil de usar en el aula. Un ejemplo de
aplicación didáctica sería que, tras explicar a los clásicos y su concepción
dualista del ser humano según la cual el cuerpo limita al alma, y
especialmente, el de las mujeres, sometido como está a los cambios hormonales,
se presente un fragmento del libro en que se rebate magistralmente dicho
argumento:
Desde la Antigüedad clásica
algunos filósofos y científicos sostenían que la carne (la materialidad del
cuerpo) limitaba el alma (la razón), pues los cuerpos de las mujeres sufren
procesos que no controlan -menstruación, embarazo, lactancia- lo que muestra
que no alcanzan la perfección del eidos, como vimos en los argumentos de
Aristóteles o Cabanis, haciéndolas más débiles, fofas y frágiles.
Las mujeres, sin embargo,
siempre entendieron el “alma” (psyché) o “razón” (nous) como
a-sexuada y al “cuerpo” (soma) como portador de las marcas del sexo, de
la raza u otras. Es decir, en principio, un mismo argumento les valió para
desmontar la jerarquización de los sexos y de las razas. A modo de ejemplo,
contra la advertencia de Fray Luis de León de que la naturaleza no hizo a la
mujer buena para las ciencias ni para los negocios sino solo para el “oficio
doméstico”, María de Zayas (siglo XVII) responde en uno de sus textos “las
almas ni son hombres ni son mujeres, ¿qué razón hay para que ellos sean sabios
y presuman que nosotras no podemos serlo? (18) Deducción implacable del
concepto de “alma” como entidad neutra.
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