jueves, 2 de abril de 2020


LOS VALORES ÉTICOS, MEDICINAS CONTRA EL CORONAVIRUS


Aunque estos últimos años este blog ha estado en standby, desde sus inicios, he defendido la conveniencia de reflexionar en la vida, de hacer “altos en el camino”, para pensar a dónde vamos y por qué.  Ahora, curiosamente la vida nos trae un coronavirus que impone una “parada” obligatoria a muchos.

Si os habéis dado cuenta, el discurso que se ha construido estas semanas desde las instituciones y los medios de comunicación, se ha visto repleto de expresiones y conceptos relacionados con las materias que imparto.

De repente, son esenciales ciertos valores éticos (responsabilidad, empatía, solidaridad, compromiso, etc.), que se espera que los ciudadanos conozcan y posean. Mientras la ciencia intenta descubrir una vacuna o, a falta de ella, algún medicamento que ayude en la lucha contra el virus, resulta que dichos valores éticos conforman la única “medicina” que tenemos ahora mismo.

Se ponen en primera línea del discurso la importancia de proteger valores y derechos básicos como la vida humana y el derecho a la atención sanitaria, por encima de otros conceptos o valores de tipo económico.

Además, sale a la luz la existencia de códigos deontológicos y comités éticos, encargados de establecer protocolos para un buen hacer profesional, especialmente en los hospitales, en los que se tienen que tomar decisiones muy difíciles.

Y yo me pregunto…¿hace falta que suceda algo tan terrible para que se hable de todo esto? ¿así como para darse cuenta de la importancia de dichos valores?

Se habla de lo importantes que son los profesionales sanitarios, así como los científicos y técnicos, pues gracias a sus descubrimientos y avances científico-técnicos, es posible dicha asistencia médica. Pero resulta que estos profesionales tienen que seguir una serie de principios éticos, tanto en sus investigaciones como en la aplicación de sus descubrimientos. No todo puede valer.

Por todo ello, reivindico desde aquí la importancia de la REFLEXIÓN ÉTICA.

De hecho, llevamos años, especialmente desde la entrada en vigor de la LOMCE, en los que las materias propias del departamento de Filosofía han sido despreciadas, arrinconadas. Hay quien piensa que no son útiles ni productivas, que solo son “cábalas” para pasar el tiempo o, peor aún, para adoctrinar. Nada más lejos de la realidad. Sin ellas, los alumnos, futuros ciudadanos, no se pararían a pensar seriamente sobre ciertos asuntos que, en situaciones como esta, se consideran esenciales.

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