LOS VALORES ÉTICOS, MEDICINAS CONTRA EL
CORONAVIRUS
Aunque estos últimos años este
blog ha estado en standby, desde sus inicios, he defendido la conveniencia
de reflexionar en la vida, de hacer “altos en el camino”, para pensar a dónde
vamos y por qué. Ahora, curiosamente la
vida nos trae un coronavirus que impone una “parada” obligatoria a muchos.
Si os habéis dado cuenta, el
discurso que se ha construido estas semanas desde las instituciones y los
medios de comunicación, se ha visto repleto de expresiones y conceptos
relacionados con las materias que imparto.
De repente, son esenciales
ciertos valores éticos (responsabilidad, empatía, solidaridad, compromiso, etc.),
que se espera que los ciudadanos conozcan y posean. Mientras la ciencia intenta
descubrir una vacuna o, a falta de ella, algún medicamento que ayude en la
lucha contra el virus, resulta que dichos valores éticos conforman la única “medicina”
que tenemos ahora mismo.
Se ponen en primera línea del
discurso la importancia de proteger valores y derechos básicos como la vida
humana y el derecho a la atención sanitaria, por encima de otros conceptos o
valores de tipo económico.
Además, sale a la luz la
existencia de códigos deontológicos y comités éticos, encargados de establecer
protocolos para un buen hacer profesional, especialmente en los hospitales, en
los que se tienen que tomar decisiones muy difíciles.
Y yo me pregunto…¿hace falta
que suceda algo tan terrible para que se hable de todo esto? ¿así como para
darse cuenta de la importancia de dichos valores?
Se habla de lo importantes que
son los profesionales sanitarios, así como los científicos y técnicos, pues gracias
a sus descubrimientos y avances científico-técnicos, es posible dicha
asistencia médica. Pero resulta que estos profesionales tienen que seguir una
serie de principios éticos, tanto en sus investigaciones como en la aplicación
de sus descubrimientos. No todo puede valer.
Por todo ello, reivindico
desde aquí la importancia de la REFLEXIÓN ÉTICA.
De hecho, llevamos años,
especialmente desde la entrada en vigor de la LOMCE, en los que las materias
propias del departamento de Filosofía han sido despreciadas, arrinconadas. Hay
quien piensa que no son útiles ni productivas, que solo son “cábalas” para pasar
el tiempo o, peor aún, para adoctrinar. Nada más lejos de la realidad. Sin
ellas, los alumnos, futuros ciudadanos, no se pararían a pensar seriamente
sobre ciertos asuntos que, en situaciones como esta, se consideran esenciales.
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